
Título original: Il nome della rosa
Traducción: Ricardo Pochtar (del italiano)
Editorial: RBA
Formato: Tapa dura
Edición: Primera (1992)
ISBN: 84-473-0000-5
Páginas: 471
El cómo llegó este libro a mis manos tiene historia. Mi jefa tenía una amiga que hace poco falleció de forma inesperada. Esa mujer era una ávida lectora y tenía la casa llena de libros, pero no dejó descendencia, vivía sola y era ya huérfana. Fueron sus amigas las encargadas de distribuir sus pertenencias, pues el piso donde vivía la mujer era de alquiler y no querían que sus cosas acabaran en la basura por manos de un extraño. Ropa, objetos y demás fueron dados a los pobres (salvando algunos recuerdos que se quedaron ellas). También los libros había que repartirlos y ellas se quedaron algunos. Mi jefa hizo una pequeña selección para ella, pero también otra para mi. Cogió algunos libros de su amiga que pensó que me podrían gustar o que simplemente se encuentran en ese estatus de "libros que hay que leer". Los libros que nadie quiso se donaron a la biblioteca pública de un barrio marginal. Fue toda una sorpresa que mi jefa se plantara un día en la oficina con toda esa pila de libros para mi. Me dijo que su amiga estaría contenta de ver que sus libros habían ido a parar a alguien que aprecia la lectura tanto como yo, así que, aunque yo no conocí a esa mujer, guardo sus libros con mucho cariño.
Y entre esa selección estaba El nombre de la rosa. Cuando empecé a leerlo me daban intenciones de dejarlo porque las primeras páginas son soporíferas, pero algo me hizo darle una oportunidad. Luego me he enterado de que las primeras cien páginas están escritas así a posta por Umberto Eco, quien piensa que su libro (por cierto, el primero) es tan magnífico que la persona que lo lea debe pasar esa prueba antes de que se le revele la verdadera trama. Me parece de un ego y orgullo increíbles, pero la cuestión es que algo de razón tenía: es un libro sublime.
Abadía Sacra di San Michele en la que se inspiró Umberto Eco para su libro
La trama está ambientada en el siglo XIV y se desarrolla en una abadía benedictina ubicada en los Apeninos septentrionales italianos. Esta abadía es famosa por albergar una gran biblioteca, aunque las reglas de restricción a la hora de acceder a ella son muy severas. El franciscano Guillermo de Baskerville y su discípulo, el joven Adso de Melk, son enviados allí para organizar una reunión entre los delegados del Papa Juan XXII y los líderes de la orden franciscana, en la que se discutirá sobre la supuesta herejía de la doctrina de la pobreza apostólica, promovida por una rama de la orden franciscana: los espirituales. Pero la celebración de la reunión se ve amenazada por una serie de misteriosas muertes de monjes que todos piensan, excepto el ex-bibliotecario ciego Jorge de Burgos, que siguen la pauta de un pasaje del Apocalipsis. Guillermo y Adso intentan resolver el misterio.
El libro está lleno de misterios a lo Agatha Christie, secretos, historia, filosofía, ciencia y religión, todo enlazado de forma magistral. En El nombre de la rosa se hace un fiel retrato de la vida cotidiana de una abadía de la Edad Media y al leerlo es casi como transportarse a esa época que a mi, personalmente, me fascina. Así pues, sólo puedo decir que leer las cien primeras páginas merece la pena porque en realidad este es un "libro que hay que leer". Ahora de lo que más ganas tengo es de ver la adaptación cinematográfica, con Sean Connery y Christian Slater como Guillermo y Adso.